Costa Rica carece de una visión de país compartida por la gran mayoría de sus ciudadanos.

Cuando esta visión compartida por todos los sectores existe en un país, es más fácil avanzar hacia el desarrollo por una senda ancha que permita moverse ligeramente a la izquierda y la derecha en términos ideológicos, en diferentes momentos y coyunturas, pero sin perder de vista el norte acordado.

La visión debe ser expresada en objetivos que permitan alinear los enlaces entre la visión y las decisiones de inversión, producción y consumo. Estos enlaces —instituciones, leyes, incentivos, programas, infraestructura especializada— así como también las políticas económicas —comercial, monetaria, cambiaria, crediticia, laboral y ambiental— deben alinearse con la visión y los objetivos para establecer un clima de negocios propicio para el tránsito eficiente y eficaz hacia ellos.

Hace 23 años

Una vez establecidos y alineados la visión, los objetivos, las políticas y los enlaces, se debe ampliar la base de recursos, para así invertir en aquellos factores que consolidarán la consistencia y, con ella la productividad y credibilidad del modelo propuesto. Esto implica alineamiento de los recursos fiscales —inversión y gasto público consistentes— y ampliar los recursos por vía de deuda o concesiones y Alianzas Público Privadas, para avanzar con paso firme hacia la visión.

Con todo lo anterior, los actores económicos, tanto los públicos como los privados, lograrán mayor productividad, con lo que el crecimiento económico, el progreso social y la sostenibilidad avanzarán con firmeza en la dirección planteada.

La primera vez que oí esto, en esta forma tan estructurada, fue hace 23 años en una presentación del economista Francisco de Paula Gutiérrez al profesor Michael E. Porter, en la Universidad de Harvard.

¿Por qué será que todo cuesta tanto en nuestro país?

Literalmente hace décadas conocemos la necesidad de trabajar a partir de una visión común de la nación que aspiramos ser.

¿No va siendo hora de que la definamos?